|
Aunque actualmente me puedo calificar de escéptica, debo confesar
que he sido magufa casi toda mi vida.
Yo siempre había creído que por encima del mundo material
o físico que podemos ver, existía un mundo inmaterial, sobrenatural,
espiritual, que era "el verdadero" y era donde estaban las causas
de todo lo que pasaba en el mundo físico. Poco más o menos
como lo que explicaba Platón en el mito de la caverna. Esta creencia
era el eje de mi vida, mi garantía contra la muerte, mi esperanza
de que todo responde a un "orden", a un plan maestro diseñado
por una inteligencia que lo tenía todo controlado, y que después
de todo el sufrimiento, la estupidez, las injusticias de este valle de
lágrimas, al final todo acabaría bien.
Cuando era pequeña, en vez de leerme cuentos, me contaban la historia
sagrada y vidas de santos mis padres son muy religiosos, católicos-.
A los seis años ya tenía yo la firme intención de
ser santa para que dios me concediera el don de curar. Ser una niña
buena, a esa edad, era bastante fácil.
Por Juana M. O.
|
|