A
coger caracoles
iban dos monjas
y detrás iba el fraile
con las alforjas.
Con
los curas a oscuras
nunca te quedes,
que aunque llevan faldas
no son mujeres.
Con
los curas y los frailes
buenos días y buenas tardes.
Anda que tienes
más cuento
que un cura.
El
cura de mi lugar
tiene catorce pelotas,
doce para divertirse,
y dos para las devotas.
Un
fraile me dijo un día
dame la mano, salero,
yo le dije "padre mío"
coja usted la del mortero.
Señor
cura, me voy fuera,
mi mujer es muy miedosa,
baje usted a dormir con ella
no le pase alguna cosa.
El
amor es una locura
que sólo lo cura el cura.
Pero si el cura lo cura
comete una gran locura.
Si
los curas comieran
chinas del río,
no estarían tan gordos
los tíos jodios.
Sacristán que vende cera
y no tiene colmenar,
o la coge de la iglesia
o la coge del altar.
A
la lumbre y al fraile
no hay que hurgarle;
porque la lumbre se apaga
y el fraile arde.
Para
qué quiere el cura
perra de caza,
si el conejo que pilla
lo tiene en la casa.
Pase,
señor cura,
pase por la sacristía,
que la novia está caliente
y se está quedando fría.
El
cura manda en la iglesia
y el alcalde en la ciudad
y yo mando en mí casa
si mi mujer no ésta.
Mi
marido es un don Juan
le hago la cama y le acuesto,
y yo me voy con el cura
a cortar peras al huerto.
Veinticinco calvos fueron
un lunes a confesar
y el señor cura, les dijo:
¿qué hace aquí este melonar?.
Si
tu casa ves arder
y en tu culo un avispero,
y a tu mujer con un cura,
¿adónde acudes primero?.
A
las doce de la noche
he visto al cura en la calle
y he dicho yo para mi:
ese grajo, busca carne.
Un
fraile y una beata
estaban comiendo arroz,
la beata se quemaba
y el fraile se lo soplo.
Ay,
señor cura corra usted
que en mi casa tié trabajo:
se ha caído mi padre
y tiene a mi madre debajo.
Los
curas tienen la culpa
de que Dios esté enfadado,
que se acuestan con las amas
como si fueran casados.
El
cura vendió la llegua,
el sacristán el potro
y ahora tienen que montar
el uno encima del otro.
Un
fraile estaba meando
a la sombra de un tomillo
y otro fraile le decía:
¡vaya mango pa un martillo!.
El
cura le dijo al ama
échate a mis pies , cordera;
ella lo entendió al revés
y se echó a la cabecera
El
cura de La Lastrilla
solamente tiene una cama;
si el cura duerme en ella
¿Dónde coños duerme el ama?
El
cura de mi lugar
tiene rota la sotana,
de correr tras una moza
un lunes por la mañana.
Un
fraile se metió monja
en el convento de Uceda,
y todas las monjas querían
dormir con la monja nueva.
Ciento
cincuenta reales
daba una viuda,
solo por la sotana
del señor cura.
Y
el señor cura dice
con argumento:
no cambio la sotana
si no voy dentro.
Si
el querer que puse en ti
lo hubiera puesto en un fraile,
me habría ganado el cielo
de padre nuestros y salves.
Los
curas y los cangrejos
tienen el hábito negro,
para ponerlos colorados,
primero hay que cogerlos.
Salga
señor cura
con revolver y pistola,
que le estamos aguardando
los mozos con cachiporra.
El
cura y el sacristán
andaban a bonetazos;
porque querían llevar
a la sacristana en brazos.
La
sobrina del cura
gasta medias coloradas;
porque el hijo del alcalde
la quiere por desposada.
El
día que yo me case,
quiera Dios que no aparezcan,
ni el cura, ni el sacristán,
ni las llaves de la iglesia.
Entre
la madre y la hija,
entre la hija y la madre.
Sacaron en calzoncillos
al señor cura a la calle.
Un
fraile de la Merced
hizo un favor a mi madre;
de aquel favor nací yo,
Dios se lo pague a aquel fraile.
Señor
cura, señor cura,
su horno huele a pan reciente;
deme usted un mendrugo
pa tomarme el aguardiente.
El
cura chiquitito
duerme con madre;
la danza va a ser
si lo sabe mi padre.
El
cura que te casó
tenía que estar borracho,
porque te pregunto
si eras hembra o eras macho.
Dices
que es un gato negro
el que entra por tu ventana;
en mi vida he visto yo
gato negro con sotana.
El
cura de ..............
ya no gasta más cebada,
porque se le ha muerto la yegua
y ahora monta a la criada.
El
cura de las monjas
duerme en el suelo;
porque rompe la cama
con el ciruelo.
El
cura de mi lugar
tiene la sotana rota;
se le ha roto por correr
de una zarza a una rosa.
Todos
los curas tienen novia,
y el cura que no la tiene;
anda con la campanilla
buscando quien se la suene.
Salga
el sacerdote
si quiere salir,
a casar a los novios
que ya están aquí.
El
cura vendió la yegua,
el sacristán el caballo
y el herrero la mujer,
preñadita del contrario.
Al
cura de buena madre
se le rompió ayer la sotana,
se la rompió en un carrasco
por andar corriendo tras la criada.
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