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Bienaventurados
los que no precisan protección divina,
pues saben cuidar de sí mismos.

Bienaventurados
los que no solicitan ayuda divina,
porque se saben capaces de lograr lo que quieren.

Bienaventurados
los que no precisan misericordia divino,
pues saben perdonarse a sí mismos.

Bienaventurados
los que no temen un castigo divino,
pues obran y piensan con libertad absoluta.

Bienaventurados
los que no esperan una recompensa divina,
pues saben disfrutar del presente y de la realidad.

Bienaventurados
los que no esperan amor divino,
pues saben amarse a sí mismos.

Bienaventurados
los escépticos,
pues sólo ellos hallarán el camino a la verdad.

*POR MAURICIO DIMEO*
Extraído de: http://mx.geocities.com/mauri_dimeo/ateo2.html

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