Canto al libro ateo, agradecido
porque alumbró el camino de mi vida
con su presencia cálida y querida
en el amor cercano de un amigo.
La firmeza de sentirme
comprendido
confidencia de ilusiones y secretos
una ayuda fiel que en los aprietos
dejó en mi sueño algún sentido.
La palabra justa y anhelada
cuando entre cruces de caminos
busqué en la fé y no lo hallaba.
La mano que, tendida, me
apretaba
compartiendo con los hombres su destino
sin que a dios, nunca más, necesitara.
Por
A. Ángel Judas S.
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