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Retornas mujer, como canto de sirena
en el albor de los mares navegables,
resurjes como el Fénix, de la vena,
de la sangre de los más irreprochables.
Mujer, liberada de eslabones de los dogmas
que rodean cuanto pueden de impurezas,
eres libre, ya por fin, de las malezas
que los curas inculcaron con sus normas.
Es por ti, que lucharon como impías,
proclamas que en ti se amamantaron
rompiendo con sus vidas tu cadena.
Ya eres libre, mujer, lo merecías,
por ser madre de más de un alma en pena,
la guía, la luz por qué soñaron.
Por
A. Ángel Judas S.
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