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Luego de la penosa frotación palmaria,
la idea: Dios,
Debilitado hasta el extremo, con el escrotus evaporado
Heredó ante la ingeniosa mente
Pantuflas hongeadas, sombras vagabundas, ojerosas flores
Buenos Caines, malos Abeles
Y podridos frutos para que los miserables y deliriadores
En tu nombre ¡¿Ohh nombre?! ensanchen sus gelatinosos intestinos
Y se embriaguen con sombra de sangre con sabor a vino fermentado
Con falaxias cultivadas en lugares insantos: A los costados de las plazas
Combinado con panes sin orejas, verdaderos cuerpos de sor- ve[de]ttes
Mentándote, así, casi embriagados bajo la corroída
sotana blindada
Y volver a masturbarse sin compasión
luego después de veinticinco horas
visitar los prostíbulos o casas vírgenes o con vientos
más lujosos en mente y carne, más en carne
¡Oh deseo!, ¡Oh bendita manzana!, ¡Oh letanías
del cuerpo!
Rompe el silencio guardado en la trinidad
Sshhhhhhiiit. santa Eva ¿Cuántas palomas comiste en la parodia?
Porque los ojos de los santos (O sea Baudelaire y Rauset y otros)
Desfloran tu cintura
Mientras que los gusanos entierran su despojos
En verdaderas santas féminas
¡¿Por que retuerces, oh concepto, el rostro divino flagelado?!
Por la verdadera luz de las tinieblas
O verdadera tiniebla de la luz
Que se esgrime en cada fruto de los versos líbrikos
Resplandeciendo sincrónicamente en la oscuridad
¿por qué el tráfico de tal nombre?
¿por qué lloran yahvé y Luzbel?
¡Por la gotera del balcón rajado del quenista!
¡Por el hogar del ratón travieso!
¡Por los panes labrados a Queshi!
¡Por los sonidos armoniosos de los cuerpos rotos!
En el universo de don Shantyyy
O por el tesoro acumulado a nuestras costillas
cargado en las espaldas de los esqueletos miopes y de buenos ojos. NOTA:
Si algún mortal remordimiento, cayere del "fantástico"
infierno (o del cielo), venid, yo curaré la llaga con la espada
embrujada en honor y saber, por todos los siglos, besando el rostro del
agua, blandiendo el furor del amanecer, amando axiomas de Helvecio, del
gran Helvecio, ¿para qué? Para vivir de libertad por la
tierra y en la tierra, así morir y vivir a la vez.
Autor: Jorge Silva M
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