Ni es mi fin, ni mi pensar se acaba,
ser ateo irreversible para siempre;
ya nunca, ya jamás volveré por nada
a creer en un Dios que me consiente.
Yo, como tú, fui cristano y creyente
¿Qué te piensas que nací siendo ateo?
Te equivocas, yo rezé cual ferviente
con la cruz de ese Cristo, como cierto.
Visto el negocio curantil, yo no creo
que haya un Dios llamado omnipotente,
que permita en el mundo siendo dueño
injusticias y las muertes que hoy veo,
ni que sea con nosotros tan clemente
si deja a otros vivir en cruel infierno.
Por
A. Ángel Judas S.
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