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Gracias a mi conducta vagamente antisocial
temo no verme nunca encaramado a un pedestal
no alegrará mi efigie
el censo de monumentos,
no vendrán las palomas
a rociarme de excrementos
y es una pena, la verdad,
porque sería muy bonito
servir de adorno a mi ciudad
sobre un buen bloque de granito
pues qué penita, que dolor,
pues qué penita, que dolor,
no tendré estatua, no señor.
Gracias a mi postura más bien anticlerical
no será un siglo de estos cuando entre al santoral
no acudirán beatas a pedirme un milagrillo
no vendrán los ladrones a vaciarme mi cepillo,
y es una pena, la verdad, porque tenía cierta gana
de echarle un ojo a la deidad mientras me doran la peana,
pues qué penita, que dolor,
pues qué penita, que dolor,
no tendré culto, no señor.
Gracias a que mi musa se las da de cerebral
son pobres mis compases para expresión corporal,
no danzarán mis prosas las reinas de discoteca
no vendrán los carrozas a hacer su gimnasia sueca
y es una pena, la verdad, porque sería algo inefable
cambiar la torpe realidad, y ser o Borges o bailable,
pues qué penita, que dolor,
pues qué penita, que dolor,
no tendré "Nobel", no señor.
Gracias a mi tozuda decisión existencial
no cabe entre mis planes dar ningún salto mortal,
no gozará las honras funerales mi alma en pena,
no vendrán los gusanos a tirar de la cadena,
y es una pena, la verdad, porque sería algo divino
ver como todo es vanidad, y yo en decúbito supino,
pues qué penita, que dolor,
pues qué penita, que dolor,
no tendré esquela, no señor,
no tendré esquela, no señor.
(SERGIO KRAHE)
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